A Marta Labanda y Juan Daniel Ramírez les gusta que sus vinos de Lanzarote tengan una alta relación de acidez-frescura, jugando con las largas crianzas y el tapón Nomacorc, que ha sido clave para encontrar esa anhelada buena respuesta a la evolución en botella.
Este nuevo proyecto se inicia en Lanzarote con la idea de recuperar y mantener parcelas antiguas con gran heterogeneidad varietal y gran variabilidad de suelos y paisajes. Esta heterogeneidad es una cualidad del viñedo canario que hay que preservar adaptándola la viña a su manera de trabajo e integrándola en el entorno, haciendo uso de técnicas sostenibles que se adaptan a los nuevos problemas en la agricultura como el cambio climático o nuevas enfermedades. Y todo este trabajo se refleja en el vino, para conseguir auténticos vinos de terroir 100%. En la primera parcela que adquirieron hay cinco de las variedades de uva más cultivadas en Lanzarote: Malvasía volcánica, Listán blanco, Listán negro, Diego y Moscatel. Aplican una viticultura respetuosa mediante herramientas de control biológico y uso de elementos naturales en el control fúngico.
Titerok-Akaet ve la primera luz en 2017 con la elaboración del primer vino con uva de esta parcela, en el Valle de Malpaso. En la vendimia 2018 elaboran un monovarietal de Malvasía volcánica de la zona de la Geria. En la última vendimia suman un nuevo vino de la zona de Yé-Lajares, al norte de la isla. Este año empezarán a trabajar una parcela en la zona de La Geria, en El Tablero. Una parcela de Malvasía volcánica de vides centenarias en recuperación. El proyecto permite demostrar todo el potencial del suelo, del clima y de las variedades de Lanzarote. Además de su gran conciencia social para generar riqueza en zonas con despoblación.
Con el programa Vinventions Angel terminarán de reformar y equipar su bodega para que sea sostenible y con sistemas de energías renovables y reciclaje.